He empezado varios blogs en otras ocasiones y nunca los he acabado, porque primero hacia un diario de viaje el cual pretendía traspasar al blog, demasiado trabajo! Así que en esta ocasión he decidido hacerlo bien, además, así contribuiré al medio ambiente (eso va por mis compañeros voluntarios, que se que me lo agradecerán!) También dudaba si debía empezarlo ahora que me voy a UK porque no era el inicio propio de un viaje, pero después de mucho pensar si lo es... me voy a pasar los próximos meses viajando por el Reino Unido casi como una mochilera, mientras trabajo y ayudo a otr@s!!! Así que sí es el inicio "del" viaje el cual empezó, como tal, hace unos meses pero llevo muuuuuchos años soñando con este momento! Un cambio "radical"

30 mar 2012

Últimos pasos por la Isla Norte…

… Y sola! A partir de ahora no había excusas, iniciaba un viaje totalmente distinto, viajar sola es toda una experiencia que llevaba tiempo deseando experimentar y al fin lo iba a poder hacer! No me mal interpretéis, es genial viajar con gente, es divertido pero también puede ser algo mas complicado, al ser mas personas hay mas opiniones… jijijijiji

En fin, la verdad es que el inicio de mi viaje sola no fue perfecto… ya, ya sé que la perfección no existe, pero yo nunca había cometido errores de “guiri” antes y la verdad es que me sorprendí a mi misma! Viaje de Paihia (Bay of Islands) vía Auckland a Cambridge donde, por suerte para mi, llegue antes de las 1730, hora a la que cierra el i-Site, oficinas de información turística, que cualquier pueblo/ciudad que se precie como tal en este país, tiene una. Me dirigí a la señora que se encontraba tras el mostrador la cual me saludo con una gran sonrisa y un “muy buenas tardes como puedo ayudarle?" (la amabilidad en este país, no brilla por su ausencia!) y le pedí si podía indicarme el camino hacia mi hotel, el Cambridge Hotel. Me miro fijamente, me sonrió y me dijo: “te refieres al de Wellington, verdad?!” Como?! Nooooo, me refiero al de Cambridge!!!! En ese momento su sonrisa disminuyo y me dijo: “tienes un panfleto?!”, claro que si mire aquí lo tengo y una vez mas con esa gran sonrisa me dijo: “querida, aquí dice bienvenida a Wellington! Tranquila, no es la primera vez que pasa, al menos no te has reservado en Cambridge UK!!!” No, menos mal que hasta ahí llego!!!

Lo se, lo se… podéis reír todo lo que queráis!!! Igualito que todas esas personas que en los últimos 3 años hemos tenido noche tras noche llegando al aeropuerto el día después para su vuelo a Madrid, me sentí tan estúpida como ellos y lo que es peor, lo había leído, pero me limite a pensar que una explicación razonable podía ser que Cambridge pertenecía a la comunidad de Wellington!!! Aaaaaaaggggghhhhhhhhhrrrrrrrrrr

En fin, que podía hacer?! No me había equivocado de pueblo, yo quería estar ahí, pero ahora no tenia alojamiento y acababa de bajarme de un autobús, que por cierto casi pierdo gracias al “surfero/recepcionista” de mi hotel en Paihia después de 6 horas de viaje, lo ultimo que me apetecía era subirme a otro autobús. Así que le pedí que me buscara alojamiento para una noche y lo más barato y cercano para mi poder ir andando me costaba más del doble de lo que había pagado para el hotel al que ya no iría. La verdad que a partir de ahí pude comprobar la amabilidad de los kiwis, gente totalmente desinteresada que te ayudar en todo lo que puedan. La señora de la gran sonrisa, llamo a un hotel, le explico mi situación y accedieron a darme una habitación twin para mi sola por solo 40 dólares!

La caminata al hotel mereció la pena, era una casa victoriana, la cual sus nuevos propietarios estaban remodelando y habían convertido en motel después de haber sido una residencia de ancianos durante unos cuantos años. Una pareja muy agradable, pude disfrutar de una muy buena conversación con ella y el me acompaño hasta la parada de bus al día siguiente, menos mal porque con todo el “tangai” que llevo a cuestas…

En fin, siguiente parada New Pleymouth. Esta vez todo iba a salir bien, o no… bueno, no del todo! Había reservado mi backpackers la noche antes, me asegure que era en la ciudad de destino, la fecha correcta, etc… Me mire tan bien la información del hostel que vi que ofrecían recogidas gratis desde la parada de bus hasta el albergue, así que les mande un mensaje solicitando que me recogieran a la hora de mi llegada con el bus, pero nunca me respondieron y por supuesto no estaban allí cuando llegue, pero no le di mayor importancia, ya que lo había pedido con poca antelación. Así que una vez mas me dirigí al i-Site y de nuevo pedí la ayuda de la señorita tras el mostrador la cual muy amablemente llamo al hostal… pero le salto un contestador que le daba otro numero de teléfono al cual también llamo… esta vez se puso el “manager” el cual estaba en Queenstown (al sur de la isla sur, algo lejos!!) le dio otro numero de teléfono y ahí empezaron de nuevo mis temores. Ella no parecía muy satisfecha con la situación así que le pregunto a su jefa si sabia quien estaba el cargo del hostal ya que nadie cogía el teléfono y el tipo que se suponía estaba al frente se encontraba de viaje. Después de unos minutos de cuchicheos y de decirme que el albergue estaba a unos 20 minutos andando, una señora se ofreció a llevarme. Aquello era surrealista, esta vez yo no me había equivocado, lo juro, pero parecía que la suerte había decidido jugar en contra mía… Mary, quien tan amablemente se ofreció a llevarme, mujer de unos 65 años no iba sola, estaba con 2 amigas de la misma edad, una de ellas australiana y la otra que no paraba de preguntarle donde íbamos y por qué?! A lo que Mary le contesto que no iba a dejarme ir sola con todo el equipaje cuando ellas iban de paso. Acercándonos al hostal pudimos ver un cartel que decía que estaba en venta algo que, por supuesto, no nos agradó a ninguna. Pero era evidente que a Mary menos aun ya que no había terminado de aparcar el coche, se bajaba de él y se dirigía a la recepción donde no había nadie! El edificio era moderno, pero estaba bastante descuidado, en la cocina había un señor algo mayor y desorientado, en el piso superior había cuatro tíos bebiendo cerveza y por lo demás parecía que no había nadie. De pronto nos topamos con el jardinero y Mary, que tomo las riendas de la conversación, le increpo que nadie había ido a buscarme y que yo tenia reserva allí! El pobre hombre no tuvo otra que disculparse, aunque era evidente que no sabía nada al respecto. Si tenía mi reserva, menos mal pero no sabia nada de la recogida. Cuando me dirigí al coche con Mary a recoger mis cosas, me dijo que no estaba nada conforme con dejarme allí, que por favor me fuera a otro que había en el centro del pueblo, pero yo ya tenia reservado aquel aunque si he de ser sincera no me sentía nada a gusto quedándome allí. Así que me insistió en que la llamara si cambiaba de opinión ya que podía pasar a recogerme puesto que estaría por la zona, me dio su tarjeta de visita y me, casi, exigió que le escribiera un mensaje manteniéndola informada.

Al poco llego el “housekeeper” y le pedí que me enseñara la habitación, le pedí información del lugar y con lo poco que me dijo y como me lo dijo decidí ser sincera y decirles que no quería quedarme allí, que prefería un sitio en el centro y que ya había tenido mala suerte en el lugar anterior y que aquello no era de mi agrado. La verdad que se portaron de lujo, entendieron totalmente situación e incluso me ayudaron a buscar otro alojamiento al cual me llevó después en coche! Por supuesto le mande el mensaje a Mary, la cual me contesto que estaba mas tranquila sabiendo que no me quedaba allí… buf, que experiencia! Una vez en mi nuevo albergue, me dirigí de nuevo al i-Site para ver cuales eran las actividades que podía realizar en New Pleymouth y, en esta ocasión, la supervisora me pregunto como había acabado la cosa ya que Mary le había llamado diciéndole que no estaba nada conforme dejándome allí!!! Os lo podéis imaginar?! Igualito que en Europa, eh!!!???

Taranaki

En fin, después de tanta “desventura” llego la hora de la aventura. Escalar el Taranaki!! No, tranquil@s, no me había vuelto alpinista de repente ni nada de eso, o al menos no era esa mi intención!

A la mañana siguiente decidí que subiría a una de las montañas más altas del país y la más alta de la Isla Norte (2850 metros), pero en bus, jejejeje! Reserve plaza en el bus que te acerca al centro de información de la montaña, a 960 metros de altura. De ahí podía hacer varios tracks de una hora, 3 horas, 30 minutos y por supuesto la gran escalada de unas 8 horas (todas estas horas son ida y vuelta, eh!) Mi intención era hacer los trackings más cortos ya que de la mayoría podría disfrutar de las vistas del monte. Compartí mi viaje en bus con una Austriaca (Julia) y 2 chicos más, un Checo y un Esloveno, todos de mi mismo albergue, los cuales se disponían a subir a la cima del Taranaki. El bus volvería a las 1700 a recogernos y debíamos hacer la caminata en 8 horas porque si no nos dejaba allí tirados… Ya durante el camino empecé a sentirme tentada por la idea de intentar subir a la cima y el guía me dijo que lo intentara y que si para la una no había alcanzado la cima que empezara el descenso para poder llegar en tiempo a la recogida. Eran las 0815 de la mañana y tenía todo el día para hacer 3 o 4 caminatas y aun así me sobraría mucho tiempo, menos mal que me había llevado un libro! Una vez en el centro de información y viendo como todo el mundo se disponía a subir la montaña, decidí que lo iba a intentar y que llegara donde llegara seria mas de lo que había planeado en un principio. Así que a las 0830 Julia y yo emprendimos el ascenso tras el Esloveno, el cual iba muy bien equipado, con sus sticks y todo. Atrás dejábamos al extraño checo. A los 10 minutos de iniciar la subida, tuvimos que para porque yo sacaba los higadillos por la boca! Solo llevábamos 10 minutos y ya no podía ni con la botas… La verdad que cometí el terrible error de intentar seguir el ritmo de Julia, además íbamos hablando así que eso tampoco me ayudo mucho, ya me conocéis! Julia insistía en que no tiene una condición física buena, pero desde luego mejor que la mía si que era. Le dije que continuara a su ritmo y que dudaba que yo pudiera hacerlo, así que me quede sola y me senté en un banco mirando atrás, el camino andado y mirando hacia arriba lo que me quedaba. Estuve a punto de tirar la toalla, pero no podía parar de pensar en lo tonta que había sido al intentar seguir el ritmo de Julia y tampoco me podía creer que estuviera muriéndome después de 10 minutos de subida. Así que pensé que si lo volvía a intentar pero esta vez a mi ritmo tal vez conseguiría llegar mas lejos, no a la cima, por supuesto, pero si algo mas arriba… Pero al cabo de un rato andando, siempre cuesta arriba claro, conseguí estabilizar mi ritmo respiratorio y por lo tanto mi ritmo cardiaco. Me puse metas como, si llego a esa curva o si llego a ese punto a lo lejos me doy por satisfecha. Sabia que a cierta altura había una torre de telecomunicaciones y un refugio, ya que puedes hacer la caminata en 3 días pasando la noche en ellos, pero en ningún momento pensé que llegaría a verlo así que ni me acordaba de ellos cuando de pronto desde la distancia los divise! Decidí que era una meta demasiado alejada pero cuando poco a poco se iba acercando a mí empecé a considerarla mi siguiente meta. Recordé que la supervisora del i-Site me había comentado que justo antes del inicio a la cima de la montaña había una parte cuya pendiente era muy elevada, así que cuando de pronto me tope con ella a media hora de la torre de telecomunicaciones y vi su inclinación, pensé que mi camino había tocado a su fin… Una vez mas, me senté y mire atrás lo andado y mire arriba y aunque sé que dicen que es mejor no mirar atrás, esta vez me vino bien, por que me dije a mi misma, mira lo que has conseguido a lo tonto a lo tonto y mira lo poco que te queda para tu ultima meta, así que una vez mas decidí seguir adelante. Cuando al fin llegue a “mi cima” la torre, no me lo podía creer, había conseguido llegar y las vistas eran inmejorables. Me senté a comer mi sándwich y disfrutar de ellas al mismo tiempo que permitía a mis rodillas que se recuperaran de tal esfuerzo, la verdad que estaban a tope, machacadas y dolían. Fue por ellas que no continúe subiendo, puesto que físicamente me veía capacitada para seguir y tenía tiempo suficiente, pero mis rodillas me pedían a gritos que parara. La verdad que pensé en la bajada y lo que eso supondría para ellas, así que decidí emprender el regreso y fue lo mas inteligente ya que de eso hace un mes y aun hoy mis rodillas se resienten incluso cuando subo una pequeña colina. El descenso fue duro, pero estaba tan orgullosa de mi misma y de lo que había conseguido que casi ni las sentía. Aun así cuando llegue abajo me quedaban muchas horas, pero pude disfrutar de un bien merecido trozo de brownie y un café, el resto del tiempo lo disfrute al sol y leyendo mi libro. A las 1630, poco antes de la hora de recogida, ninguno de mis compañeros de bus había aparecido. El extraño checo me había adelantado en el camino a 40 minutos de la torre, yo pensaba que al final había decidido no subir y me dijo que había estado a punto de no hacerlo, por lo que estaba claro que seria de los últimos en bajar. Pensé que el primero que vería seria el esloveno, al fin y al cabo iba muy preparado, salió el primero y se le veía muy seguro de si mismo. Pero para mi sorpresa la primera en aparecer fue Julia! Me conto que había sido muy duro, mas de lo que esperaba, que yo había conseguido llegar muy lejos considerando mi problema y que había hecho bien en no seguir puesto que a partir de la torre el camino se complicaba de tal manera que no lo hubiese podido hacer. Ella, prácticamente, había tenido que escalar a cuatro patas parte del primer tramo, luego seguía un tramo de interminable escaleras y otro tramo de “escalada”. Julia había llegado a la cima antes de la una y se quedo allí durante una hora y media disfrutando de las vistas. La cima es un cráter y estaba nevado, allí pudo conocer a un kiwi que sube cada día si puede y si el tiempo se lo permite, había subido ya 400 veces, el record esta en 1000! Supongo que hay gente que no tiene nada mejor que hacer. Más de media hora después llegaba el esloveno y cuando estábamos a punto de irnos tras esperar al checo durante casi una hora, apareció de la nada… hora de la aventura. Escalar el Taranaki!! No, tranquil@s, no me había vuelto alpinista de repente ni nada de eso, o al menos no era esa mi intención!

En fin, durante los días siguientes Julia y yo no podíamos casi ni andar, la verdad que nos vinieron bien el par de días que pasamos juntas en Wellington.

Wellington, ciudad del viento!

Al lado del mar, algo más pequeña que Auckland, sopla el viento con insistencia. Fue mi último destino en la Isla Norte, ciudad en la que puedes disfrutar de su gran museo, recorrer su jardín botánico, pasear por el puerto o subir las montañas a espaldas de la ciudad en el coche cable como si estuvieras en San Francisco! Pasé las últimas noches en un hostal de la cadena Nomads, mi primera y ultima vez. No por falta de comodidad, teníamos la cena incluida, lo cual se agradece, pero el ruido que salía del pub cada noche hizo insoportable la estancia!!! Era como estar en San Antonio… En Wellington me encontré con Fiona y su amiga Fabienne que había venido a verla y visitar un poco el país.

La Isla Sur era mi próximo destino!!!